jueves, 11 de agosto de 2011

Lista util de preguntas y respuestas sobre PVDC

Preguntas frecuentes acerca del PVDC

P:¿Es cierto eso de que “Una vez cesárea, siempre cesárea”?
R: No, esto es un concepto médico desactualizado. Hace 40 años, no había suficiente información disponible sobre los riesgos del trabajo de parto después de un parto por cesárea. Adicionalmente, la mayoría de las cesáreas que se realizaron en aquel entonces se hicieron con incisiones clásicas, mientras que actualmente en casi todas las cesáreas se usa incisiones transversas bajas también llamadas “bikini”. Los estudios actuales demuestran que el PVDC (parto vaginal después de cesárea) es, de hecho, una alternativa más segura para la madre y el bebé que programar una cesárea después de una cesárea previa donde la incisión fue transversa baja.

P: Mi médico me dijo que mi pelvis es muy pequeña para parir vaginalmente a un bebé de más de 3,6 kilos (8 libras) ¿Es eso cierto?
R: No, la pelvis y las cabezas de los bebés son estructuras óseas flexibles. Durante el trabajo de parto, la pelvis se abre permitiendo que pase el bebé, cuya cabeza se amolda perfectamente. De hecho, en la posición de cuclillas, la pelvis estará un 33% más abierta que antes del embarazo. Muchos factores contribuyen a que esto sea así. Para empezar, durante la última etapa del embarazo, se libera una hormona llamada relaxina, la cual ablanda los ligamentos y el cartílago que rodean la pelvis. Igualmente, las diferentes posiciones y movimientos de la madre durante el trabajo de parto cambian las dimensiones de la pelvis, por ejemplo, caminar, subir escaleras y colocarse en cuclillas. Estos factores ayudados a la flexibilidad de la cabeza del bebé otorgan mucho espacio para que los bebés pasen por la pelvis. La cabeza de los bebés está formada por cinco placas que están conectadas con tejidos blandos que le permiten amoldarse durante el nacimiento a medida que el bebé baja por la pelvis. Estos huesos vuelven a su estado normal unas horas después del parto.

P: He tenido más de una cesárea ¿Puedo tener entonces un parto vaginal?
R: Absolutamente. Varios estudios han demostrado que, en comparación con la probabilidad de ruptura uterina después de una cesárea, la probabilidad no aumenta significativamente después de dos o más, siempre y cuando no se realice una inducción. Sin embargo, sí existe relación entre una mayor incidencia de placenta acreta y cada cesárea sucesiva. La placenta acreta es una condición en la cual la placenta se “incrusta” en las capas de músculo de la pared uterina, lo cual puede causar problemas de retención de placenta, lo que a su vez suele ocasionar hemorragia y hasta podría ser necesaria una histerectomía para detener el sangrado. Otra buena razón para evitar una nueva cesárea.

P: Mi médico afirma que programar una inducción aumentará mis probabilidades de tener un parto vaginal ¿Cuál es su opinión?
R: De hecho, es totalmente al revés. Las inducciones así como las conducciones al trabajo de parto contribuyen a un marcado aumento en la tasa de ruptura uterina, y por tanto deben evitarse siempre que sea posible. Las inducciones también conllevan a una mayor tasa de cesáreas. Si por razones médicas es necesaria una inducción, se recomienda ampliamente la monitorización de la madre y el bebé.

P: No encuentro un médico que apoye mi decisión de tener un parto vaginal después de cesárea..
R: Encontrar un médico que te apoye puede ser difícil. Si alguien te dice que no hay ningún doctor en el área que apoyaría tu parto, no le creas. Tómate el tiempo de hacer citas para visitar a diferentes médicos o parteras. Hazles preguntas y escucha sus respuestas.

P: Mi bebé está de nalgas ¿Se me debe hacer una cesárea?
R: No necesariamente. Depende de en qué posición esté el bebé y la experiencia de tu médico o partera. Con un profesional capacitado, un parto vaginal de nalgas puede ser tan o más seguro para la madre y el bebé que una cesárea. Sin embargo, hacer que el bebé se dé la vuelta es la mejor manera de evitar una cesárea; existen muchas técnicas disponibles para que un bebé de nalgas adopte la posición cefálica, es decir, cabeza abajo.

P: ¿No causa el parto vaginal problemas como por ejemplo “daño” al suelo pélvico?
R: El Dr. Alastair MacLennan, un importante investigador, declaró en una entrevista con Reuters Health que: “80% de los problemas que experimenta una mujer debido a un parto vaginal también los sufre una mujer que haya tenido una cesárea.” La mayoría de las veces son intervenciones como la episiotomía, las ventosas y los fórceps las que contribuyen a la incontinencia urinaria y fecal, el prolapso del útero y al daño al suelo pélvico, y no el parto vaginal mismo. Las mujeres que han sufrido una cesárea también experimentan incontinencia urinaria y fecal y otras dolencias debidas a la cirugía o simplemente como resultado de las hormonas del embarazo o de las drogas usadas durante el parto.

P: ¿No es más segura una cesárea que un parto vaginal después de una cesárea?
R: La operación cesárea es una cirugía abdominal mayor con todas sus implicaciones. La cirugía misma, independientemente de los problemas médicos que puedan conducir a una cesárea, aumenta los riesgos de cirugía materna, histerectomía, hemorragia, infección, coágulos, daño a los vasos sanguíneos, la vejiga u otros órganos, depresión posparto, síndrome de estrés post traumático y rehospitalización por complicaciones. Las posibles complicaciones crónicas causadas por adhesiones del tejido de la cicatriz incluyen: dolor pélvico, problemas al defecar, y dolor durante las relaciones sexuales. El tejido de la cicatriz hace que las siguientes cesáreas sean más difíciles de llevar a cabo, y por lo tanto aumenta el riesgo de lesionar otros órganos, sufrir placenta previa o acreta, infertilidad, embarazo ectópico o ruptura uterina durante los embarazos subsiguientes y aumenta el riesgo de problemas crónicos causados por las adhesiones. También existen riesgos para el bebé como el síndrome de estrés respiratorio, que el bebé sea prematuro, bajo peso al nacer, ictericia, baja puntuación APGAR (una evaluación de la salud del recién nacido), y para finalizar entre 1 y 9 por ciento de los casos se corta y hasta lisia al bebé con el escalpelo.

P: ¿Cuál es el verdadero riesgo porcentual de sufrir una ruptura uterina?
R: Esto es una pregunta difícil porque son muchos los factores que se atribuyen a la ruptura uterina. Sin embargo, lo aceptado ampliamente es que para una mujer que ha sufrido una cesárea transversa baja, el riesgo es de 0,7% (7 en 1.000 mujeres.) Si una mujer ha tenido dos o más cesáreas previas transversas bajas, el riesgo aumenta ligeramente. Las inducciones o conducciones al parto aumentan este riesgo de forma drástica: de 0,7% a 5%. Y con una incisión clásica o una incisión en T el riesgo se encuentra entre 3% y 5%.

P: ¿Puedo tener un PVDC si tengo una incisión clásica?
R: La razón por la cual no se recomienda un PVDC con una incisión clásica es que se cree que la tasa de ruptura uterina es mayor (de 3% a 5% comparada con menos de 1%.) Sin embargo, no hay estadísticas confiables, pues a las mujeres con una incisión clásica no se les permite participar en estudios sobre PVDC. Sin embargo, es interesante que en muchos estudios de PVDC, mujeres con incisiones “desconocidas” (por falta de registros) se les permitió participar. Su inclusión no afectó los resultados (lo que indica que la ruptura con una incisión clásica es menor de la estimada.)

P: ¿Cuándo es la cesárea absolutamente necesaria?
R: En los siguientes casos:
• Placenta previa oclusiva a término.
• Bebé en posición transversal.
• Prolapso de cordón.
• Placenta abrupta.
• Eclampsia o preeclampsia severa con una inducción fallida.
• Tumor uterino de gran tamaño que obstruya la cerviz.
• Verdadero sufrimiento fetal confirmado con una muestra de PH de la sangre del bebé o perfil biofísico.
• Una verdadera desproporción cefalopélvica (DCP, significa que el bebé es muy grande para la pelvis.) Esto es muy infrecuente y siempre está asociado con una deformidad pélvica (o una rotura pélvica mal curada.)
• Brote inicial de herpes activo al comienzo del trabajo de parto.
• Ruptura uterina.

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